Una madrugada cualquiera de este
caluroso mes de mayo, con mi colchón encajado en la ventana de mi cuarto que da
a la única terraza de este piso, reflexiono sobre la nueva situación a la que
me enfrento quisiera dar nombre a estos sentimientos pero no consigo acertar…
Te extraño a momentos, momentos
en los que mi mente no consigue pensar en otra cosa y recurre a ti, a ti
en esos días en los cuales llenabas mi
cara de alegrías, te pienso desde que me acuesto cada segundo hasta conciliar
el sueño, me levanto y en sueños mato la angustia de no tenerte. Todo se torna
rutinario, todo gira a escapar de pensar en ti… ya no te necesito me repito mil
veces, a sido lo correcto ¡me auto convenzo! Y le recrimino a esa lagrima
descuidada que por equivoco desvía su camino y se atreve a incursionar en mis
morenos mofletes… eso a los que tanto te costaba besar, el protocolo de amistad era demasiado para ti
, dos besos ¡ NI HABLAR ! pero alguna vez que otra besaste solo un lado de mi
cara con fuerza cuidando de que tus labios
tuvieran contacto directo con mi piel y alargando unas milésimas de segundos
hasta despegarlos y volver al frio distanciamiento que existe, desde que me
dijiste adiós, entre nuestros labios… mi boca traviesa buscaba un descuido de
tu coraza e intentaba robarte un beso a traición pero siempre has sido tan ágil
y rápida en tus esquivos que no resultaba fácil sorprenderte y volver a sentir
ese labio inferior ligeramente carnoso, delicado y húmedo que viste tu sonrisa
y cada palabra que pronuncias dejando un soplo de aire cálido al terminar,
llegado este momento quisiera conformarme con ese restojo de aliento y respirar
de el para sentir que sigues dentro de mi.
No culpes a mi inconsciente
corazón que por cada minuto de tu ausencia esta dejando escapar el amor que
tantas veces compartimos en ese cuarto all fondo del pasillo… por que si cierro
mis ojos aun puedo recorrer tu cuerpo y describir cada detalle , princesa de
piel pálida plagada de lunares adornada con preciosos tatuajes inspirados en
recuerdos… a veces pienso que me has marcado lo suficiente como para tatuarte
en mi piel pero seguidamente reflexiono y creo que con las cicatrices del alma
es suficiente. Princesa ya desterrada de tu futuro reino, perdiendo títulos
reales has querido convertirte en plebeya inconsciente ser mortal y caprichoso
has dejado a la deriva mi cuerpo y mente, seguiré alimentándome del recuerdo
hasta que se acabe, entonces cuando estos no tengan nada nuevo que contar,
cerrare el libro de este cuento de princesas y plebeyas que discurre de los
finales felices,
Y no vivieron felices para siempre, solo fueron felices mientras se sintieron vivas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario